Observatorio Nacional del consumo, buen potencial vs posible falta de objetividad

Los observatorios son una especie de plataformas que las asociaciones de consumidores usan para mostrar en pocos o varios minutos ciertas prácticas del mercado. CONADECUS, cuenta en su sitio web con una buena alternativa, en donde muestran atraves de entrevistas y datos secundarios conclusiones que manifiestan declarativamente la falta de regulación y poca dedicación a temas de consumo delicados, como los relacionados con la banca, salud y alimentación.

El SERNAC acaba de lanzar una plataforma en donde participan tanto “empresas como organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos”, para poder compartir iniciativas “que fomenta políticas que contribuyan a superar la desigualdad y promover el diálogo social.»

Los motivos son bastantes loables, sin embargo, para efecto de que esta iniciativa sea un motor para el cambio, es necesario hablar de un plan y su implementación, de esta forma podríamos visualizar una pauta de trabajo o mesas de diálogo en torno a temas como los transgénicos, en donde, se evalúe su real impacto por ejemplo no solo en la salud humana si no en la industria de la apicultura, y establecer una implementación saludable de políticas que no solo tengan que ver con el consumidor en forma directa si no también con su entorno. Es decir año a año, plantear los temas en discusión para que los consumidores seamos testigos de la relevancia e importancia que juega este “observatorio” en los temas de interés de los consumidores.

Es importante por ende que el SERNAC como puente entre el consumidor y el estado, declare una posición frente a los temas de consumo. Es decir, no hablemos solamente de responsabilidad social de empresa y ciudadanos, si no también deben los distintos estados (no solo el chileno) mencionarse respecto la responsabilidad social de estado en materia de consumo e impacto ambiental.

Si bien el sitio no muestra ser muy amable para el consumidor común (ese que busca la información concreta), sí se presenta como una alternativa de difusión atractiva en investigación, por cuanto se abre al ámbito académico, lo que se espera derive en ejecución de planes y no solo un “almacén” de alternativas intelectuales sobre la «materia de consumo».

Por Juan Carlos Andrade Araya, Educación en consumo y Marketing responsable.