Inviabilidad fetal. La alegría del movimiento LGTBIQ.

La alegría de Rolando Jiménez, se explica quizás,  solo por el alcance potencial de la ley que despenaliza el aborto, pues gracias a esta (el punto de la inviabilidad fetal), se deja la puerta abierta a iniciativas de negocios que podrían estar lejos de lo ético.

Antes de explicar este alcance, veamos algunos casos en el mercado y su naturaleza.

India es conocida como el centro mundial de los vientres de alquiler, el sitio donde parejas infértiles de todo el mundo buscan madres sustitutas para sus bebés.

En los últimos años, Chennai, en el sur del país, se ha convertido en un lugar importante para este mercado, pues cuenta con más de una docena de hospitales que realizan el procedimiento y más de 150 vientres en alquiler.

La mayoría de ellas son mujeres de familias pobres, que lo hacen por dinero.

Generalmente trata de presentar como una transacción puramente comercial y mutualmente beneficiosa, pero tres madres de alquiler le contaron a la BBC los inevitables vínculos emocionales que desarrollaron con los bebés que crecieron dentro de ellas durante nueve meses y del dolor que sienten una vez que el cordón umbilical es cortado.

S Sumathi, 38, madre de cuatro hijos. Nunca he conocido a los verdaderos padres y no tengo idea quiénes son. Todavía estaba sedada cuando me sacaron al bebé. Nunca lo vi.

No tengo idea si es blanco o negro, indio o extranjero, ni siquiera supe si era niño o niña.

Cuando desperté, mis primeras palabras a mi marido fueron: «¿Viste al bebé? ¿Es hombre o mujer?».

Dijo que no lo había visto. Le pregunté a mi médico, pero no respondió. «Usted es una madre de alquiler, no debe hacer estas preguntas», dijo.

Pues bien, esta situación, que se da la India, el aborto inducido o interrupción voluntaria del embarazo es libre, a petición de la mujer y hasta las 7 semanas, desde el año 1971.

Quizás la Alegría de Rolando, sea porque ve que en el futuro, implantar un modelo de negocio, que permita a homosexuales, por ley adoptar o tener hijos a parejas LGTBIQ, de esta forma podrían tener más opciones de tener hijos propios, cuando la realidad es que estos métodos nacen como alternativa para compensar la imposibilidad de parejas heterosexuales en tener hijos.

Alguien podría pensar que se trata de homofobia, si solo se le da la chance a parejas heteros. Sin embargo está claro, que ninguna pareja hetero quisiera llegar a estas instancias. Sin embargo llegar a estas instancias para una pareja homosexual, es simplemente una transacción comercial, un paso más frente a las adversidades de la naturaleza y una “bendición”.

Los hijos por catalogo son cada día más, una realidad. Realidad que llega para acentuar, la marcada diferencia en brechas sociales, que distinguen color de piel, ojos, cabello y sexo.

Por Juan Carlos Andrade Araya, Educación en consumo y Marketing responsable.

Fuentes: T13, BBC